miércoles, 26 de marzo de 2014

DUBOVSKY EN EL REAL MADRID

Recordamos al malogrado jugador eslovaco

El sábado 26 de marzo de 1994, el Real Madrid se enfrentó al Valencia en partido de Liga en el Santiago Bernabéu. A los siete minutos, un joven Gaizka Mendieta adelantaba a los visitantes en el marcador. No... Definitivamente las cosas no fueron bien ese año. Y aquel partido estaba abocado al sufrimiento habitual que nos estaban deparando los encuentros del Real Madrid esa temporada. Recuerdo que estaba de viaje de estudios, escuchando el partido por la radio, cuando llegó el empate. El 1-1 fue anotado por Peter Dubovsky. Era su primer gol en Liga con el Real Madrid. Había marcado meses antes contra el Lugano en la Recopa, pero no se había estrenado en Liga todavía. 

Prosinecki marcó el 2-1 en un partido en el que los nervios volvieron a hacer presencia cuando, minutos después, Álvaro Cervera firmó el 2-2. Afortunadamente, cuando el duelo agonizaba apareció el Buitre para marcar el definitivo 3-2 que dejaba los puntos en casa. Pero vamos, lo que más recuerdo de aquel partido fue que Dubovsky se estrenó en Liga.

La verdad es que la suerte nunca estuvo del lado de este joven eslovaco. Llegó al Real Madrid aquella misma temporada 1993-94. Cuando en verano el equipo realizó la habitual presentación oficial, Ramón Mendoza no daba por cerrada la plantilla y anunciaba una "sorpresa". Se trataba de la llegada de Peter Dubovsky, al que, supongo, nadie conocía. Al menos yo.

Peter Dubovsky nació en Bratislava el 7 de mayo de 1972. Con sólo diecinueve años debutó en la Selección de Checoslovaquia, antes de la escisión del país en 1993. Dubovsky llegó con la vitola de goleador al Real Madrid respaldado por sus prometedoras cifras con el Slovan Bratislava, el equipo de su ciudad natal. Aún recuerdo la portada de la revista Don Balón de la semana posterior a su llegada a España. "Dugolsky", titulaban los del semanario haciendo un juego de palabras con su apellido.

Sin embargo, en 1993, Iván Zamorano acababa de cuajar una extraordinaria temporada con el Madrid, luchando por el Pichichi hasta la última jornada con el deportivista Bebeto, que fue quien se llevó el gato al agua. Con el chileno en racha y un mito como Emilio Butragueño acompañándole arriba, hasta el prometedor Alfonso tenía problemas para actuar en el equipo. Ni que decir tiene que Dubovsky no lo iba a tener más fácil. Benito Floro era reticente a incluir en el once inicial a un tercer delantero en su inflexible esquema de juego. Por ello, el recién llegado Dubovsky comenzó a jugar en posiciones más retrasadas. Normalmente actuó casi más como un centrocampista, por banda izquierda, que como media punta o punta, posiciones que ocupó en contadísimas ocasiones aquel año alternando con Alfonso. El canterano, que atravesaba un buen momento de forma hasta que se lesionó de gravedad, como recordábamos hace unos días, acabó entrando en el once casi con calzador y por presión popular.

Alfonso alternaba en punta con Butragueño, que aquel año empezó a visitar el banquillo en algunos partidos, o con Martín Vázquez por la izquierda. El 11 de la Quinta del Buitre también estuvo muchos partidos en el dique seco por lesión, así que entre Dubovski y Alfonso se encargaron de sustituirle por la izquierda. El caso es que Peter Dubovsky no tuvo muchas opciones de jugar en la delantera. Su primera campaña de blanco se saldó con 36 partidos oficiales jugados y dos goles marcados, uno en la Recopa y el otro en Liga.

Nueva oportunidad
  
En el verano de 1994, la llegada de Jorge Valdano al banquillo del Real Madrid parecía suponer una nueva oportunidad para el eslovaco. Valdano y Cappa contaban con él. La segunda temporada de Iván Zamorano en el Real Madrid no había sido todo lo buena que se esperaba de él. En realidad, todo el equipo había bajado el nivel, pero a los delanteros se le piden goles y 'Bam-Bam' había estado veinte jornadas de Liga consecutivas sin marcar. Parecía sentenciado. Se había dado por hecho que Rubén Sosa llegaría al Real Madrid para sustituir a Zamorano. Valdano fue muy claro. No contaba con el ariete chileno. Pero, insisto, sí que contaba con Dubovsky. Durante aquella pretemporada, el eslovaco partió como titular. Jugaba y marcó goles. Sin embargo, Zamorano, que se había negado rotundamente a abandonar el Madrid y tenía contrato en vigor, empezó a jugar también algún partido... Y empezó a marcar de nuevo. Y a marcar. Y a marcar...

Jorge Valdano tuvo que dar su brazo a torcer y dos jugadores que no entraban en los planes del cuerpo técnico a principios de verano, Iván Zamorano y José Emilio Amavisca, se convirtieron en la pareja de moda del Real Madrid que acabaría ganando la Liga 1994-95. Amavisca fue elegido mejor jugador nacional de aquella gran temporada y Zamorano ganó el Pichichi a base de goles y goles. Doce segundos tardó en firmar su primer tanto en el primer partido de Liga, jugado en Sevilla. Fue la temporada en la que de la cantera apareció un tal Raúl González. Fue el último ejercicio de Emilio Butragueño en el Real Madrid. Y también estaba por allí Dani. La nómina de delanteros era elevada y el máximo perjudicado, como supongo que se habrá deducido, fue Peter Dubovsky, que desapareció de las alineaciones. Nueve partidos, nada más, jugó aquel año, cinco de ellos de Liga. Eso sí, tuvo tiempo para firmar un auténtico golazo contra el Zaragoza, si mal no recuerdo. Fue su granito de arena al título de Campeón de Liga de aquella temporada.

En total, Peter Dubovsky jugó 45 partidos oficiales con el Real Madrid y marcó tres goles. Ganó una Supercopa y una Liga.

Carrera en el Oviedo

Ante la falta de minutos y partidos, Peter Dubovsky tuvo que marcharse a Oviedo para volver a disfrutar del fútbol. En la tranquila y acogedora ciudad asturiana, el eslovaco se asentó siendo uno de los principales futbolistas del cuadro ovetense durante la segunda mitad de la década de los noventa. Además, Dubovsky se sintió muy a gusto junto a su novia en aquella ciudad que, como reconocía en las entrevistas que conservo archivadas sobre él, tanto le recordaba a su Bratislava natal. Dubovsky jugó 131 encuentros oficiales con el Oviedo y marcó 19 goles, 17 de ellos en Liga, con la camiseta azul del conjunto ovetense.

Con 28 años, y en la plenitud de su carrera, nadie podía imaginar el trágico final que le aguardaba. El 23 de junio del año 2000, mientras se encontraba de vacaciones en Tailandia, sufrió un terrible accidente que le acabó costando la vida. Recuerdo que me quedé impresionado al conocer la noticia. No sé por qué, pero aquel jugador me había caído muy bien. Incluso después de que abandonara el Real Madrid seguí su trayectoria en el Oviedo. Me alegraba cuando marcaba un gol y le deseaba siempre lo mejor. Por eso, sentí mucho su muerte.

Desde 'Historias del Real Madrid' quiero rendir mi pequeño homenaje a Peter Dubovsky. Él también escribió sus páginas en la historia del Club. Como aquel día en el que alivió mis nervios al marcar el empate frente al Valencia. Descanse en paz.

martes, 25 de marzo de 2014

RECORDANDO A ROBERT PROSINECKI

El croata disputó sus mejores encuentros como madridista con Del Bosque

Recordaba hace poco el vigésimo aniversario del debut de Vicente del Bosque en los banquillos de la Primera División con el Real Madrid. Su primer partido fue en el Vicente Calderón, jugando nosotros como locales, frente al Rayo Vallecano. Se ganó 5-2 en un partido en el que el brilló Robert Prosinecki. Era su tercera temporada en el Real Madrid y hasta la recta final de aquella campaña 1993-94 no pudimos llegar a ver los destellos de lo que hubiésemos querido que hubiese sido, para el equipo, el astro balcánico. Me da pena que se le recuerde con una cierta imagen de jugador fracasado. Pero es que la mala suerte que arrastró el croata no fue ni medio normal.

Robert Prosinecki nació el 12 de enero de 1969 en Schwenningen, Alemania. Despuntó desde muy joven y fue la gran estrella del Mundial Juvenil de Chile de 1987 con la Selección de Yugoslavia. Aquel combinado, que fue campeón del torneo, estaba formado por un conjunto de jugadores espléndidos. Además del propio Prosinecki había nombres que nos sonarán un poco, como los de Suker o Mijatovic, y otros que, desde luego, no eran cojos, como Boban. Quién sabe lo que hubiera dado de sí aquella Selección de no haberse disgregado Yugoslavia en las guerras que asolaron los Balcanes durante la década de los noventa... Prosinecki fue una de las estrellas de Yugoslavia en el Mundial de Italia de 1990, donde fue elegido mejor jugador joven del torneo. Al año siguiente, lideró al Estrella Roja que ganó la Copa de Europa de 1991. Es de aquella competición de la que guardo mis primeros recuerdos nítidos de él. Tenía una técnica exquisita. Era un jugador extraordinariamente técnico, con un gran regate y con gol, pese a que actuaba como centrocampista. Creaba peligro en carrera, dirigiendo al equipo, a balón parado, lanzando faltas...

Aquel era el Robert Prosinecki que, con 22 años, llamaba la atención de toda la Europa futbolística y estaba llamado a ser uno de los jugadores más destacados de los años noventa. Cuando Ramón Mendoza se empeñó en traérselo al Real Madrid, nadie podía pensar que estuviésemos cometiendo un error. Era un grandísimo jugador. Sin embargo, las cosas empezaron a torcerse antes de empezar a jugar con la camiseta blanca. Su fichaje fue un tortuoso camino que se prolongó demasiado en el tiempo al negarse la Federación Yugoslava a tramitar el transfer del jugador. Aquello fue un verdadero culebrón, con Miljan Miljanic, que había sido entrenador del Real Madrid, negándose en redondo a permitir que el futbolista abandonara el fútbol yugoslavo. 

Prosinecki fue presentado el 24 de junio de 1991 en el Santiago Bernabéu, pero Miljanic insistió todo el verano en que no podría jugar como profesional en el Real Madrid al tener menos de 25 años. La verdad es que, a mi edad, aquella guerra burocrática no la terminaba de entender muy bien. Sin embargo, seguí a diario los acontecimientos leyendo los periódicos que compraba mi primo. En agosto, la FIFA le concedió un permiso temporal a Prosinecki para jugar en el Real Madrid, que le había inscrito para jugar la Copa de la UEFA 1991-92 mientras, desde Belgrado, Miljanic pedía al Estrella Roja que le inscribiera para la Copa de Europa. Todo esto, insisto, con el jugador ya presentado como futbolista del Real Madrid desde junio. El dichoso transfer definitivo llegó desde Belgrado el 30 de octubre de 1991. Para entonces, el equipo de Radomir Antic, curiosamente un yugoslavo, ya estaba inmerso en plena temporada... Y Prosinecki... trataba de competir.

Las lesiones

Sí. He dicho bien. "Trataba de competir". Desde que empezó a rodar el balón en el primer partido de la temporada 1991-92, Robert Prosinecki empezó a encadenar una lesión tras otra que le impedía rendir en plenitud. Empezó con una lesión muscular en su pierna izquierda y de ahí en adelante, todo fue de mal en peor. Jugó dos encuentros de Copa de la UEFA y tres partidos de Liga. En el tercero, en la sexta jornada frente al Barcelona, Prosinecki anotó un gran gol de falta. Cuatro días después, en Utrecht, el Real Madrid ganaba 1-3 y Prosinecki volvía a marcar. Fue su último gol y su último partido de la temporada 1991-92. Las lesiones le impidieron volver a jugar en lo que restó de campaña. Aún recuerda una portada de Marca. 'Prosinecki hizo CRACK'. Los rumores de reaparición eran constantes pero nunca llegaba su vuelta a los terrenos de juego. Empezó a fraguarse su leyenda de 'jugador de cristal' tan propenso a los percances físicos.

La temporada 1992-93, con Benito Floro en el banquillo, fue una especie de 'volver a empezar' para el croata. De hecho, muchos le consideraban como un 'fichaje', dado que en la anterior campaña sólo llegó a jugar cinco partidos. Con Floro, que llegaba con un sistema de juego muy definido, Prosinecki vio limitada su libertad sobre el terreno de juego y, además, se veía obligado a retrasar más su posición, jugando como una especie de organizador o bien con Luis Milla o bien con Fernando Hierro, que era el centrocampista que más llegada tenía y que más goles aportaba desde el centro del campo.

Prosinecki no se sentía cómodo jugando así. Para empeorar las cosas, las lesiones musculares seguían apareciendo con regularidad perdiéndose partidos que le impedían asentarse de manera definitiva. Aun así, llegó a jugar 29 partidos de Liga y anotó tres goles. El primero de ellos, aún lo recuerdo, fue en el Bernabéu frente al Valencia. Tras el gol, Robert entró en la portería en la que acababa de marcar y, mirado a la grada, agarró las redes y empezó a moverlas con rabia. Fue su manera de explotar tras tantos meses sin anotar, bajo la presión y las críticas de quienes empezaban a cuestionar su valía. Fueron meses duros para el jugador, al que el programa de Canal Plus 'El Día Después' llegó a seleccionar como uno de los "jugadores más feos de la Liga". Vamos, para darle ánimos, supongo. Para enturbiar un poco más las cosas, unas imágenes del jugador fumando después de un partido le siguieron colocando en el centro de la polémica. No sé si fumar podía incidir en su estado muscular. Pero claro, ver a un deportista fumando, en aquella época, no parecía muy saludable, la verdad. Y si encima se estaba lesionando cada dos por tres... 'Lesionecki', le llamaban algunos. El 9 de mayo de 1993, frente al Rayo Vallecano, Robert Prosinecki volvió a lesionarse de gravedad. Ya no se sabía qué más le podía pasar. A duras penas pudo volver de cara a la última jornada de la Liga, en Tenerife, donde pasó lo que pasó, por segundo año consecutivo.

¿Y la temporada 1993-94? Pues no empezó muy bien, no. Las derrotas lastraron al equipo en el arranque de Liga y Prosinecki fue uno de los blancos de las críticas y pitos de la afición. El jugador, desde luego, acabó muy tocado moralmente. Incluso llegó a ser apartado del equipo y se especuló con su inminente salida del Real Madrid mediante una cesión, puesto que tenía contrato en vigor pero nadie se iba a lanzar a ficharle con el curriculum de lesiones que presentaba.

La resurrección

Quizás soy un poco exagerado con el título del ladillo. Pero es que Prosinecki lo había pasado realmente tan mal desde su llegada al Madrid que lo que vivió en el tramo final de la campaña 1993-94 sólo puede catalogarse de 'resurrección'. Y todo empezó con la llegada de Vicente Del Bosque al banquillo del Madrid tras la destitución de Floro.

En  aquel partido contra el Rayo Vallecano, en el Calderón, se pudo ver a otro Prosinecki. Un Prosinecki más suelto, más activo, más agresivo... Don Vicente le colocó como mediapunta y aquel día cuajó uno de sus mejores partidos. Recuerdo escucharlo por la radio. Marcó dos goles, el primero de ellos a los cinco minutos de penalti. Normalmente los tiraban Michel o Hierro, pero Prosinecki, en un alarde de confianza, pidió el lanzamiento y no falló. El Real Madrid ganó aquel día 5-2. Butragueño también marcó otro gol y Fernando Hierro otros dos. Recuerdo el vídeo que emitió 'El Día Después' sobre Prosinecki con imágenes de su actuación frente al Rayo al ritmo de la música del 'Right in the Night' del dúo alemán Jam & Spoon. Todavía debo tenerlo grabado en alguna de las decenas de cintas VHS que grababa en aquella época con todos los resúmenes y reportajes del Real Madrid.

Desde aquel día y hasta finalizar la campaña 1993-94, Prosinecki anotó cinco de los seis goles en Liga que consiguió ese año. Fue su mejor marca en España. Y aunque la temporada no terminó de acabar muy bien, Robert Prosinecki recuperó algo de crédito. Sin embargo, en el verano de 1994 llegaban aires renovados al Real Madrid. Jorge Valdano emprendió un nuevo proyecto con nuevos jugadores, nuevos fichajes e ilusiones renovadas. Y Prosinecki no entraba en los planes. Las sombras habían pesado más que las luces durante las tres anteriores temporadas y, pese a que el jugador quería seguir en el Real Madrid, probablemente animado por sus buenas sensaciones personales en el tramo final del anterior ejercicio, el club quería buscarle una salida.

Rumbo a Oviedo

Robert Prosinecki acabó cedido en el Real Oviedo. Allí, bajo el manto protector de Radomir Antic, Prosinecki pudo volver a saborear y disfrutar del fútbol. En Asturias cuajó una gran temporada en la que, estoy seguro, volvió a sentirse plenamente jugador. Los ovetenses concluyeron la Liga en una más que digna novena posición. El croata jugó treinta partidos, veintinueve de ellos de titular y marcó cinco goles.

En el verano de 1995, Robert Prosinecki estuvo a punto de volver a Madrid, pero para jugar en el Atlético, club por el que estuvo muy cerca de fichar. Sin embargo, recaló en el Fútbol Club Barcelona. Allí coincidió con su ex compañero en el Madrid Hagi. El croata llegó al Real Madrid en un periodo de transición y recaló en el Barcelona en otro periodo de 'vacas flacas', en ese caso para los azulgranas. Allí, en la Ciudad Condal, Prosinecki jugó 19 partidos de Liga marcando dos goles. La temporada 1996-97 la inició en el Barcelona pero no entraba en los planes de Bobby Robson y, sin haber debutado aún, recaló en el Sevilla, que pagó su traspaso, en el mercado invernal. Con los hispalenses jugó veinte partidos de Liga y marcó cuatro goles, pero no pudo evitar el descenso de categoría. Con el Sevilla en Segunda División, concluía la etapa de Robert Prosinecki en España

El futbolista tenía 28 años y regresó a Croacia para enrolarse en las filas del Dinamo de Zagreb, donde jugó hasta el año 2000. Posteriormente militó en el Standard Lieja, en el Portsmouth inglés, en el Olimpija Ljubljana y en el NK Zagreb, equipo en el que colgó las botas al término de la campaña 2003-04. Durante aquel periodo, fuera de España, Robert Prosinecki tuvo tiempo de jugar con la Selección de Croacia el Mundial de Francia 98, en el que los croatas acabaron en un espectacular tercer puesto, y el de Corea y Japón 2002.

Tras su retirada como jugador, Prosinecki ha sido entrenador del Estrella Roja entre 2010 y 2012. También dirigió al Kayserispor turco durante la campaña 2012-13.

Desde 'Historias del Real Madrid' quiero tener un recuerdo para Robert Prosinecki. Es evidente que no triunfó, pero quiero quedarme con los buenos recuerdos de aquel partido de hace veinte años, frente al Rayo Vallecano. Aquel día, se vio lo que pudo ser... y por desgracia no fue. Aquellas innumerables lesiones le impidieron rendir y mostrar toda la clase que atesoraban sus botas y que le habían convertido, en 1991, en el futbolista más prometedor del momento.

sábado, 22 de marzo de 2014

AQUELLAS LESIONES DE ANTAÑO

Algunos de los contratiempos más recordados de nuestros jugadores

La lesión de Jesé me ha hecho recordar otros percances sufridos por nuestros jugadores a lo largo de los años. Tampoco hay que irse muy atrás. Sin ir más lejos, a Sami Khedira le tenemos actualmente en proceso de recuperación de la 'avería' que se hizo con la Selección alemana. Pero si echamos la vista atrás, hay unos cuantos casos.
Hace veinte años, Alfonso también se lesionó de gravedad justo cuando empezaba a ser considerado como titular en el equipo. Fue a principios de 1994 y la cosa fue grave, perdiéndose lo que restaba de temporada y no pudiendo acudir al Mundial de Estados Unidos de aquel verano. Volvió durante la pretemporada de la nueva campaña 1994-95. El de Getafe tuvo tan mala suerte que en el primer partido de Liga, en Sevilla, fue lesionado justo cuando marcaba el 0-3 para el Madrid. Aquella fue la campaña de la irrupción de Raúl, y Alfonso jugó a partir de la temporada 1995-96 en el Betis.
Hablando de la 1994-95, concretamente de la jornada 13, situamos la lesión de uno de los grandes mitos del Real Madrid. En aquel partido de Liga, en Anoeta, Míchel también sufrió una grave lesión de rodilla que le hizo perderse lo que restaba de temporada. Se llegó a plantear la posibilidad de que podría reaparecer en el último encuentro de Liga, en el Bernabéu frente al Betis. Pero no fue así. Míchel regresó a los terrenos de juego en la que acabaría siendo su última temporada de blanco, en la 1995-96. Sin embargo, la grave lesión le llegó con 31 años y cuando volvió, ya con 32 primaveras, su nivel ya no volvió a ser el de siempre. La temporada siguiente, 1996-97, la jugó en México en el Atlético Celaya, junto a sus ex compañeros Butragueño y Hugo Sánchez. Después, colgó las botas.
No siempre las lesiones de gravedad, cuando llegan a una elevada edad, significan la cuesta abajo. Casi 33 años tenía Hugo Sánchez cuando se lesionó de gravedad en 1991. Tampoco volvió a ser el mismo. Es decir, no volvió a lograr aquellas cifras de goles que daban vértigo. Sin embargo, siguió jugando durante varios años más e incluso se permitió el 'lujo' de anotar 16 goles en Liga con el Rayo Vallecano en su tercera etapa en España, durante la campaña 1993-94. Tenía 35 años.
Como vemos, de todo hay. Pero dada la juventud de Jesé, esperemos que su vuelta a los terrenos de juego sea totalmente satisfactoria y que pueda deleitarnos muchos años con su fútbol.

miércoles, 19 de marzo de 2014

ÁNIMOS PARA JESÉ RODRÍGUEZ

El canterano estará entre seis y ocho meses en el dique seco

El desenlace fue el peor de los posibles. Rotura del ligamento cruzado anterior y del menisco lateral de su rodilla derecha. Mínimo, medio año fuera de los terrenos de juego. Y de ahí en adelante, a saber... Esperemos que el menos tiempo posible. Pero entre seis y ocho meses no se los quita nadie. Adiós a la temporada, vamos.

La gravísima lesión le llega a Jesé justo cuando empezaba a despuntar y cuando empezaba a consolidarse como una seria alternativa de futuro para el equipo.

Desde 'Historias del Real Madrid' quiere enviar mi particular apoyo a Jesé Rodríguez y le deseo una pronta y satisfactoria recuperación. Muchísimo ánimo. Estoy seguro de que volverás y tendrás mucho tiempo para escribir, tú también, pero sobre el césped de los terrenos de juego, tus 'Historias del Real Madrid'.

jueves, 13 de marzo de 2014

DOS DÉCADAS CON DEL BOSQUE

Se cumplen veinte años de su debut en el banquillo del Real Madrid

Hablaba ayer en 'Historias del Real Madrid' del cese de Benito Floro. ¿Y quién fue su sustituto en el banquillo? Pues ni más ni menos que Don Vicente del Bosque, que tal día como el de ayer, 12 de marzo, pero del año 1994, dirigía por primera vez al Real Madrid. Vamos, que acaban de cumplirse veinte años de su primer encuentro al frente del equipo blanco. Vicente del Bosque, que trabajaba en el Real Madrid con las categorías inferiores, fue el elegido para sustituir a Benito Floro. Su primer partido dirigiendo al Madrid se jugó el 12 de marzo de 1994. Era la jornada 28 de Liga y se disputó en el Vicente Calderón, en casa de los vecinos rojiblancos, frente al Rayo Vallecano. Ganó el Real Madrid 5-2 con dos goles de Prosinecki, que jugó aquel día un partidazo, otros dos goles de Hierro y uno de Butragueño. Empezó con buen pie Del Bosque en el banquillo del Madrid en la primera de sus tres etapas como entrenador del equipo blanco, que se prolongó hasta acabar aquella temporada 1993-94.

El siguiente capítulo de Vicente Del Bosque dirigiendo al Real Madrid llegó en la temporada 1995-96 y fue el más corto de los tres. Se trató de un partido, tras el cese de Jorge Valdano. Fue un partido de transición a la espera de que llegara el siguiente técnico, que sería Arsenio Iglesias. El encuentro, disputado el miércoles 24 de enero de 1996 en San Mamés, concluyó con un triunfo rotundo por 0-5 frente al Athletic de Bilbao.

La tercera y última etapa del técnico salmantino en el banquillo del Real Madrid llegó en noviembre de 1999, cuando sustituyó a John Benjamin Toshack. Fue el periodo más largo y fructífero. Concluyó aquella temporada 1999-00 y permaneció en el cargo hasta acabar la Liga 2002-03. En ese periodo el Madrid ganó 2 Copas de Europa, una Copa Intercontinental, una Supercopa de Europa, 2 Ligas, y una Supercopa de España.

Actualmente, Vicente Del Bosque es Seleccionador español. Ha ganado con España el Mundial de 2010 y la Eurocopa de 2012.

miércoles, 12 de marzo de 2014

RECORDANDO A BENITO FLORO

Veinte años después de su cese como entrenador del Real Madrid en la temporada 1993-94

Apunté aquí, en 'Historias del Real Madrid', cuando hablé de la consecución de la Supercopa de aquel ejercicio, que la temporada 1993-94 no fue un camino de rosas. La verdad es que las cosas no salieron bien casi desde el inicio. El triunfo 1-4 en El Sadar durante la primera jornada del campeonato liguero fue un espejismo de lo que vino después. Y lo que lo que vino después fue un goteo constante de tropiezos y derrotas inesperadas que abocaron a la destitución del entrenador. Benito Floro dejó de ser técnico del primer equipo blanco después de que el equipo blanco cayera en casa del recién ascendido Lleida.

Fue el día 6 de marzo de 1994. La semana pasada se cumplieron veinte años de aquel partido. Y sí. Por si alguien no lo recuerda, aquel fue el partido de la famosa arenga en la que Benito Floro abroncaba a los jugadores al más puro estilo Tom Highway (Clint Eastwood) en la película 'Heartbreak Ridge'. Al descanso de aquel partido de la jornada 27, el Madrid ya perdía 2-1. Se adelantaron pronto los ilerdenses y empató Fernando Hierro poco después para mi tranquilidad. Recuerdo estar en la calle escuchando el partido por la radio cuando el conjunto local volvió a marcar para ponerse de nuevo por delante. Durante la segunda mitad el marcador no se movió y el Real Madrid hincó la rodilla.

Lo que sucedió durante el descanso en el vestuario madridista lo vimos, o mejor dicho, lo escuchamos, al día siguiente, lunes 7 de marzo, en el programa 'El Día Después' de Canal Plus. Benito Floro le echaba una espectacular bronca a los jugadores recriminándoles su falta de actitud y exigiéndoles un mayor esfuerzo. Por supuesto, no con muy buenas palabras.

Benito Floro siempre ha lamentado la difusión de aquel documento sonoro y le entiendo. Sin embargo, aquella grabación le dejó en un buen lugar de cara al madridismo. Su discurso, cargado de rabia y sentimiento, echaba por tierra la visión que tenía del técnico asturiano un establishment periodístico deportivo que nunca vio con buenos ojos que un entrenador sin pasado en la elite futbolística dirigiera a un club como el Real Madrid. Nunca entendí aquella hostilidad hacia Benito Floro. Quizás porque yo era todavía un crío. 'Benito el Breve' le empezaron a llamar algunos que aseguraban que el entrenador no llegaría a tomarse el turrón en las Navidades de 1992-93

Trayectoria en Madrid

Benito Floro llegó al Real Madrid en el verano de 1992. Venía de cuajar una excelente temporada con el Albacete, equipo al que había ascendido directamente de 2ªB a Segunda y de Segunda a Primera. En su primer año en Primera División, el Albacete de Floro finalizó la campaña en séptima posición y a punto de clasificarse para la Copa de la UEFA. 'El Queso Mecánico' fue el apodo de aquel equipo que realizó grandes encuentros y practicó un buen fútbol pese a ser un recién llegado a la categoría.

El Real Madrid de aquel verano olímpico de 1992 acababa de perder la Liga en Tenerife. Ramón Mendoza fichó a Benito Floro para dirigir la nave blanca en un momento convulso en el que las críticas eran constantes. Había que empezar un proyecto nuevo, pero la paciencia en el mundo del fútbol no existe. Empecé a descubrirlo aquella temporada. Los palos eran constantes en contra de Floro, al que algunos medios de comunicación trataron de desacreditar e incluso, a veces, hasta ridiculizar. Pero él siguió a lo suyo. Con sus gafas, con un discurso público comedido y conciliador, Benito Floro parecía un profesor en lugar de un entrenador de fútbol. Siempre fiel a sus métodos e ideas, trabajó duro frente a los que no creían en él y, varios meses después, el Real Madrid se plantó en la última jornada de Liga como líder y habiendo eliminado pocos días antes al Barcelona de la Copa del Rey venciendo 1-2 en el Camp Nou.

Aquella Liga se volvió a decidir en Tenerife. Y volvimos a perder. Hoy no quiero incidir mucho en aquel partido que se perdió como se perdió. Afortunadamente, unos días después el Real Madrid conquistó la Copa del Rey. Pese al tremendo palo de Tenerife, la temporada no fue tan mal como algunos vaticinaban al inicio. De hecho, yo guardo muy buenos recuerdos de aquel Real Madrid 1992-93 que terminó haciendo un muy buen final de campaña. Fue el primer año de Zamorano en el Madrid, con sus goles, el magnífico año que cuajaron futbolistas como Michel, Hierro, Buyo...

Y después vino la temporada 1993-94. Y, sí, como ya he dicho, las cosas no marcharon ya tan bien... Ganamos la Supercopa al Barcelona, pero en Liga se perdieron bastantes partidos. Y la presión mediática, como ha seguido sucediendo durante las últimas dos décadas, fue constante y persistente a la hora de erosionar la imagen de Benito Floro. Una imagen que no se correspondía con la realidad, como pudimos comprobar en la famosa grabación de Canal Plus. Dentro del vestuario de Lleida, Floro recordaba a gritos a sus jugadores que eran futbolistas del Real Madrid. "¿No os da vergüenza?", les preguntaba antes de pedirles que ganaran el partido "sin excusas". Muchos periodistas, que intuyo que no han estado dentro de un vestuario en su vida, argumentaron que aquella bronca era la constatación de la carencia de argumentos futbolísticos por parte de un entrenador sin propuestas. La grabación fue el detonante de su cese. Pero recuerdo claramente las imágenes de televisión de Benito Floro saliendo en coche del Santiago Bernabéu después de oficializarse su marcha. Había aficionados despidiéndole con aplausos.

Y es que, al fin y al cabo, el trabajo de un entrenador es crucial a la hora de dirigir un equipo de fútbol. Pero los que meten la pelota en la portería son los jugadores. Los que meten la pierna en los partidos son los jugadores. Los que sudan la camiseta sobre el campo son los jugadores... Hay veces en las que la responsabilidad de las derrotas también es de los jugadores. Sí. Sé que esta afirmación es de Perogrullo, pero me da que algunos no lo debían de tener muy claro en marzo de 1994. Y dos décadas después, siguen sin tenerlo claro.